La teoría sobre las zonas erógenas puede parecer muy fácil, pero en la práctica no sólo conocer dónde se hayan los puntos sensibles tradicionales es suficiente, si no que para destacar tendrás que ir un paso más allá. Y es que tomarte tu tiempo para preparar el terreno antes de poner toda la carne en el asador, puede ser la clave para alcanzar el éxito a la hora de la verdad. Para más de uno/a los preliminares juegan un papel igual de importante que el acto sexual, así que a no ser que se trate de un rapidito en toda regla, más te vale no andar con prisas y jugar bien tus cartas.
Tanto si ya te creías un experto o experta en hacer subir la temperatura durante los preliminares, ya te avisamos que el nivel de profesional no lo alcanzarás hasta conocer estas zonas que solemos pasar por alto. Porque manejar los básicos es fácil, los hemos visto en películas y otros (los más afortunados) los han descubierto por sorpresa, pero si quieres volver loco o loca a tu compañero/a en la cama, entonces te recomendamos que eches un vistazo a esas partes del cuerpo que no son tan inocentes como en un principio pueden parecer.
Hay muchas personas que piensan que las zonas erógenas están relacionadas con el signo del zodiaco al que pertenezcas, pero nosotros somos defensores de que probando es como aprendemos y por eso te hemos recopilado los puntos más hot:
Mapa físico de los puntos clave
El pelo y la cara. De las partes con más frecuencia olvidadas y que más sensaciones pueden aportar. Nada más eficaz para subir la temperatura que pasar los dedos por el cuero cabelludo de un hombre o acariciar con los labios la cara de ella.
La espalda. Y es que no es por nada que el masaje siempre se asocia a uno de los precedentes al sexo. Tómate tu tiempo para explorar su espalda y empieza desde los hombros para luego ir bajando. Lo importante es no cortarse un pelo y no limitarse sólo a actuar con las manos.
Las rodillas y la parte posterior de estas. Seguro que ni te habías parado a pensar que esta zona merecía tu atención, sin embargo besarla o acariciarla con tus labios es una apuesta segura antes de seguir subiendo hasta las caderas.
Los dedos y las manos. Otros de los grandes olvidados, y que sin embargo pueden dar mucho juego. Ya sea acariciándolos, entrelazándolos con los tuyos ¡o dirigiéndolos allí hacia donde te interese!